Entre los campos y las sombras frescas de los bosques de la Región del Bío Bío, nace una tradición llena de color y prolijidad: el tejido con chupón y coirón. Esta técnica ancestral, profundamente enraizada en la vida de las mujeres de Hualqui, da forma a piezas utilitarias y decorativas hechas a mano con fibras vegetales recolectadas, preparadas y teñidas con dedicación.
Hoy, en Cordillerana, celebramos la integración de nuevos productos que nos conectan con el verano: la Panera Futa y Panerita Pichi, llenas de color, frescura y el legado de una comunidad que transforma la naturaleza en arte.
El alma del oficio: aprender mirando
“Nosotras lo traemos en la sangre”, nos cuenta Ivonne, una artesana que lleva más de 40 años tejiendo con estas fibras, y que hoy trabaja con su marido. “Aprendí mirando a mi mamá y a mi abuela, sentada al lado de ellas mientras tejían”. Como muchas mujeres de Hualqui, nació y creció rodeada de estas plantas, de sus secretos y de la sabiduría que se transmite de generación en generación, no en libros, sino con las manos, la mirada y la experiencia compartida.

El chupón y el coirón: fibras que cuentan historias
El chupón, conocido científicamente como Greigia sphacelata, es una planta que crece en zonas sombrías y que se recolecta en verano con guantes largos, debido a las espinas de sus hojas. El coirón (Nassella chilensis), en cambio, es un pasto más fácil de trabajar, que se corta con cuchillos en los campos abiertos.
Una vez recolectado, el trabajo apenas comienza. Hoja por hoja, el chupón se limpia con mezclilla, se le retiran las espinas y se parte en hilos delgados. Luego, se deja secar al sol durante siete días, expuesto en las mañanas y resguardado en las tardes. Este proceso natural transforma su color: del verde intenso pasa a un tono blanquecino, listo para ser teñido o tejido.
Para poder trabajarlo, se sumerge brevemente en agua hirviendo, volviendo la fibra maleable. El coirón, aunque requiere menos preparación, también debe secarse adecuadamente antes de ser tejido.
Técnica de aduja: tejer en espiral
Con una aguja hecha con varillas de paraguas en desuso, comienza el tejido en espiral utilizando la técnica de aduja. El coirón va por dentro, como alma del tejido, y el chupón recubre por fuera, dando forma, textura y resistencia. Cada panera, cada cesta, cada objeto decorativo es el resultado de horas de concentración, técnica y cariño.
Para los productos más coloridos, las fibras se tiñen con anilina vegetal disuelta en agua con sal. Tras 10 minutos, el material se deja secar al sol durante dos días antes de comenzar el tejido.
El temor de un pueblo
Sin embargo, esta tradición enfrenta hoy una amenaza silenciosa: la escasez del coirón. Debido al avance de las plantaciones forestales y la pérdida de biodiversidad en los bosques nativos, esta fibra se ha vuelto cada vez más difícil de encontrar y las artesanas tienen que ir cada vez más lejos para poder obtenerla. Su disminución no solo afecta la producción artesanal, sino que pone en riesgo un oficio completo y la transmisión de saberes ancestrales.
