Gladys y Luz Riquelme, compartiendo un oficio

Gladys y Luz Riquelme, compartiendo un oficio

Gladys y Luz Edith Riquelme viven en un campo, ubicado en el km. 17 en la ruta que une Carahue con Puerto Domínguez, Región de la Araucanía. Las hermanas además de compartir el terreno, donde cada una tiene su casa y un pequeño taller, descubrieron juntas la artesanía, oficio al que se dedican desde hace más de veinte años. Gladys recuerda bien los inicios:


Comenzamos a aprender en un taller laboral con unas profesoras que tienen colegios. Ellas enseñaban manualidades, pero en otro material, el chupón, diferente al nuestro. Éramos varias señoras que estábamos interesadas. Hasta este momento quedamos solo dos artesanas y nada más. Algunas no pudieron aprender y quedaron en el camino. Nosotras llevamos como veinte años trabajando en esta artesanía, pero nosotros después empezamos a buscar diseños propios. Fueron pasando los años y fuimos creando con nuevas ideas, hasta hoy en día. 

Orgullosa, Luz sostiene: “Aprendimos las bases solamente en el curso, el resto es innovación de cada una”. Actualmente las hermanas trabajan exclusivamente en pita, también conocida como manila, una planta introducida en Chile en el siglo XX, con la que confeccionan hermosas fruteras, paneras, floreros, individuales, canastos, yepo o llepu -los tradicionales cestos mapuche- entre muchas otras piezas.


A las ferias vamos tres: yo, mi hermana y una sobrina que está interesada en la artesanía. Hace ya como dos años que está siguiendo nuestros pasos. Es ella la que va a quedar, la más joven. Le gustó el trabajo y está aprendiendo en cosas chiquititas. Igual ha vendido piezas así que con eso se ha entusiasmado. De nosotros salió enseñarle y le preguntamos si quería seguir… porque no tenía trabajo, entonces le dijimos: ‘¿No querí aprender?’. ¡Al principio le quedaban mal! [risas] ‘Tienes que ser perseverante, tienes que seguir, con el tiempo te va a salir bien’, le decíamos. Ahora ya le está resultando.


Este extracto es parte del libro que editamos gracias a Fondart, con una gran investigación a cargo de Christine Gleisner y maravillosas fotos de Edgar Dassi Junior, como un reconocimiento al valioso trabajo de las artesanas que viven en nuestras tierras australes y esperamos que sean un estímulo para ellas y muchas otras que contribuyen con su esfuerzo y dedicación a preservar nuestro patrimonio cultural.

Y además, en esta colección especial de nuestra web pueden comprar todas las maravillas que estas artesanas realizan con sus hábiles mano y dedicada ciencia.

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