Comenzamos a aprender en un taller laboral con unas profesoras que tienen colegios. Ellas enseñaban manualidades, pero en otro material, el chupón, diferente al nuestro. Éramos varias señoras que estábamos interesadas. Hasta este momento quedamos solo dos artesanas y nada más. Algunas no pudieron aprender y quedaron en el camino. Nosotras llevamos como veinte años trabajando en esta artesanía, pero nosotros después empezamos a buscar diseños propios. Fueron pasando los años y fuimos creando con nuevas ideas, hasta hoy en día.
Orgullosa, Luz sostiene: “Aprendimos las bases solamente en el curso, el resto es innovación de cada una”. Actualmente las hermanas trabajan exclusivamente en pita, también conocida como manila, una planta introducida en Chile en el siglo XX, con la que confeccionan hermosas fruteras, paneras, floreros, individuales, canastos, yepo o llepu -los tradicionales cestos mapuche- entre muchas otras piezas.
A las ferias vamos tres: yo, mi hermana y una sobrina que está interesada en la artesanía. Hace ya como dos años que está siguiendo nuestros pasos. Es ella la que va a quedar, la más joven. Le gustó el trabajo y está aprendiendo en cosas chiquititas. Igual ha vendido piezas así que con eso se ha entusiasmado. De nosotros salió enseñarle y le preguntamos si quería seguir… porque no tenía trabajo, entonces le dijimos: ‘¿No querí aprender?’. ¡Al principio le quedaban mal! [risas] ‘Tienes que ser perseverante, tienes que seguir, con el tiempo te va a salir bien’, le decíamos. Ahora ya le está resultando.
Este extracto es parte del libro que editamos gracias a Fondart, con una gran investigación a cargo de Christine Gleisner y maravillosas fotos de Edgar Dassi Junior, como un reconocimiento al valioso trabajo de las artesanas que viven en nuestras tierras australes y esperamos que sean un estímulo para ellas y muchas otras que contribuyen con su esfuerzo y dedicación a preservar nuestro patrimonio cultural.
Y además, en esta colección especial de nuestra web pueden comprar todas las maravillas que estas artesanas realizan con sus hábiles mano y dedicada ciencia.
]]>El Picoyo surge de un proceso fascinante. Cuando una araucaria adulta, con más de 500 años de vida, llega al final de su ciclo natural, comienza un proceso de descomposición que dura más de 1000 años. Durante este tiempo, la madera se descompone gradualmente, dejando solo el Picoyo, un nudo con una alta concentración de resina y una apariencia similar al ámbar, con tonalidades y vetas que lo hacen extraordinario.
Es un material muy duro y difícil de trabajar, pero actualmente se utiliza en la artesanía y la joyería, gracias a sus cualidades que permiten obtener un acabado brillante de manera natural, como si se le hubiera aplicado un barniz.
La recolección del Picoyo se realiza en bosques, lagos y ríos entre las regiones del Bío Bío y La Araucanía, donde se concentran las araucarias. Para el pueblo Pehuenche, el Picoyo es sagrado y posee un valor cultural incalculable, siendo conocido también como el "oro mapuche".
Artesanos han encontrado en este material -único en el mundo- una fuente de inspiración para crear piezas únicas, como las tablas y fuentes “Pehuén” que mantienen la forma original del Picoyo, resaltando su belleza natural.
Este tesoro natural, está intrínsecamente ligado a la historia y la cosmovisión del pueblo mapuche. Históricamente, el Picoyo ha sido considerado como un elemento místico y especial, cuidado y protegido. Los artesanos que desean trabajar con este material deben demostrar su respeto hacia él, ya que su uso implica una conexión profunda con la naturaleza y la tradición ancestral.
En resumen, el Picoyo representa no solo la belleza y la riqueza natural de un territorio, sino también la conexión entre el pasado y el presente, entre la cultura y la naturaleza. Es un tesoro que merece ser descubierto, apreciado y protegido para las generaciones futuras.
Conoce toda la colección que tenemos en Cordillerana de artesanías en Picoyo haciendo click en el botón.
]]>Para llegar a Chiloé, se puede tomar un ferry que cruza el Canal de Chacao desde Puerto Varas o Puerto Montt. Se puede hacer tanto con una agencia como de manera independiente. Una vez allí, puedes visitar:
1. Parque Nacional Chiloé
En este complejo natural podrás conocer la gran diversidad de flora y fauna de la isla y recorrer caminos entre bosques milenarios que solo existen en esta parte del mundo. En el parque también podrás conocer la playa Cole Cole, una de las más lindas del país. A través de los distintos senderos podrás hacer hiking y encontrarte con árboles como el arrayán y el alerce.
2. Iglesias de madera
Aunque no seas una persona religiosa, te recomendamos conocer las iglesias de Chiloé. La mayoría de los templos están construidos en madera y 16 de ellas son consideradas Monumento Histórico Nacional de Chile, y han sido declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Las iglesias se encuentran en varias localidades de la isla, tales como Achao, Quinchao, Castro, Chonchi, Dalcahue y Puqueldón.
3. Pingüineras de Puñihuil
En este lugar al noroeste de la ciudad de Ancud, puedes tomar un bote que te llevará a recorrer distintos islotes donde es posible ver fauna marina, como los adorables Pingüinos de Humboldt, lobos marinos y una gran variedad de aves.
4. Isla Aucar, Quemchi
Quemchi es un pueblo lleno de encanto y muy cerca de allí está la pequeña isla Aucar, a la cual puedes acceder caminando a través de una pasarela cuando la marea está baja. Aucar es también conocida como “La isla de las almas navegantes” ya que el escritor chileno Francisco Coloane la bautizó así por la presencia de un cementerio en el territorio, lo que asimiló a la idea de que hay “almas” esperando zarpar algún día.
5. Muelle de las almas, Cucao
Si alguna vez te preguntaste de dónde es esta bella postal que muchos comparten, aquí está la respuesta. Esta escultura fue construida el año 2005 por el artista Marcelo Orellana Rivera, y está localizada al sur del poblado de Cucao en la comuna de Chonchi. Para llegar a ella debes iniciar un sendero desde la playa de Rahue. La leyenda cuenta que este lugar es el punto de partida de las almas de los difuntos hacia la otra vida. Según la tradición, las almas llegan al muelle para llamar al balsero Tempilkawe para que llegue en su balsa y se lleve el alma del difunto.
6. Parque Tantauco
Otro gran panorama es conocer el Parque Tantauco, cerca de la localidad de Quellón. Uno de los lugares con mayor biodiversidad en el mundo y con 118.000 hectáreas. Ahí podrás hacer varios senderos, algunos más largos que otros, destacando la Ruta Transversal, que dura varios días pero es una de las más lindas de Chile.
7. Cascadas de Tocoihue
Son tres saltos a 20 km de Dalcahue rodeados de un denso bosque nativo donde la magia no deja de estar presente. Se dice que en estas cascadas se practicaba un ritual donde los aprendices de brujos se ponían durante siete días bajo la fuerza del agua para borrar el bautismo cristiano.
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En el marco de nuestro especial de Paisajes Artesanales, aquí te dejamos una guía de lugares que estamos seguros que te encantará conocer si lo tuyo es la aventura, descubrir sitios históricos y paisajes sacados de un cuento de fantasía.
San Pedro de Atacama
Este oasis en medio del desierto de Atacama es un imán para los amantes de la naturaleza y la aventura. Con sus valles, géiseres y lagunas altiplánicas, San Pedro de Atacama se erige como el punto de partida perfecto para explorar la belleza natural de la región. Desde aquí, puedes aventurarte al campo de géiseres El Tatio, uno de los más grandes del mundo con cerca de 80 fuentes naturales. También te invitamos a explorar el Valle de la Luna, conocido por sus formaciones rocosas únicas que se parecen un montón a nuestro satélite natural. ¿Prefieres una experiencia más activa? Arrienda una bicicleta en el centro de San Pedro y recorre el Valle de Catarpe para obtener postales inolvidables del desierto. Y para relajarte, las Termas Puritama, a solo 30 kilómetros de San Pedro de Atacama, ofrecen aguas termales que nacen en los Andes y alcanzan agradables temperaturas gracias a su cercanía con material volcánico.
Parque Nacional Nevado de Tres Cruces
Esta ubicación imprescindible en tu viaje por el norte de Chile brinda una vista privilegiada al Nevado Ojos del Salado, el volcán más alto del mundo. Con 59,082 hectáreas de extensión, este parque permite la observación de fascinantes especies de la flora y fauna local, así como el impresionante Salar de Maricunga, la Laguna Santa Rosa y la Laguna del Negro Francisco.
Parque Nacional Lauca
Ocupando más de 137,000 hectáreas de la precordillera y el altiplano andino, el Parque Nacional Lauca es un rincón mágico en el extremo este de Arica y Parinacota. Parte de la Red Mundial de Reservas de la Biósfera desde 1981, esta área protegida ofrece la oportunidad de observar la rica fauna local, incluyendo vicuñas, vizcachas, guanacos del norte, pumas, flamencos chilenos, cóndores, entre otros. Lugares destacados incluyen el Lago Chungará, rodeado por cumbres nevadas, como los volcanes Parinacota y Pomerape, las lagunas de Cotacotani, el pueblo aimara de Parinacota, las termas de Polloquere y el sitio arqueológico Tambo de Chungará.
Las prendas tejidas con lana de alpaca por los hábiles artesanos aimaras son auténticas joyas de estos lugares. Con diseños únicos y la calidez incomparable de la lana, estos tejidos son esenciales para el clima de la zona. ¡No dejes de llevarte a casa una pieza de la rica tradición artesanal del norte de Chile! Pero si no quieres devolverte con tanto peso en la mochila o maleta ¡no te preocupes! en Cordillerana puedes encontrar todo tipo de tejidos y cerámica que llegaron directamente de las manos artesanas de la zona norte.
¡Anímate a explorar el norte de Chile y sumérgete en la magia del Altiplano Andino!
]]>La cuidadosa elección de las fibras utilizadas en la creación de los cestos está directamente vinculada al profundo conocimiento del entorno natural y la disponibilidad de recursos del bosque nativo. Sin embargo, la amenaza de bosques exóticos desplazando al copihue ha puesto en riesgo esta tradición, ya que su crecimiento se ve limitado en estas condiciones.
El tesoro más emblemático de la copihuera es el "Chaiwe" o "Chaihue", un canasto típico mapuche utilizado para diversas actividades, desde cernir harina hasta colar granos. Su nombre, derivado del mapudüngun, significa "colador", aunque en algunas regiones también lo conocen como "külko". Más allá de su utilidad práctica, el Chaiwe desempeña un papel ceremonial fundamental, actuando como intermediario entre lo terrenal y lo sagrado al presentar alimentos a Dios o "ngenechen" para expresar gratitud o buscar protección en nuevas etapas de la vida.
Considerando que el copihue es la flor nacional de Chile, su preservación se ha convertido en una tarea vital. La legislación actual prohíbe la tala y arranque de esta planta, excepto en casos de viveros, plantaciones artificiales y terrenos específicos que promueven su desarrollo natural. Este enfoque busca proteger las "copihueras naturales" inscritas en el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).
Es crucial rescatar y preservar el conocimiento de este tejido, respetando la tradición mapuche y las leyes que protegen esta especie única. Por eso, los mapuches antes de intervenir en cualquier espacio natural, realizan una rogativa al "ñgen" para obtener permiso de podar el copihue, subrayando la necesidad y evitando la destrucción indiscriminada.
El proceso de elaboración de los Chaiwe tradicionales implica una cuidadosa preparación de las fibras. Estas se hierven con ceniza, se pelan y se secan antes de trabajarlas, lo que las dota de una increíble firmeza y resistencia. Sin embargo, esta antigua práctica se encuentra amenazada por la escasez de materias primas, la pérdida de artesanos y la creciente sustitución del Chaiwe por productos de plástico ofrecidos en las tiendas del retail.
La copihuera no solo representa una destreza artesanal, sino también un vínculo con la naturaleza y una expresión cultural arraigada en la tradición mapuche. Su preservación no solo es esencial para mantener viva una forma única de artesanía, sino también para resguardar un ecosistema vital y honrar la rica herencia cultural que se teje en cada canasto. De nosotros depende preservar este arte, permitiendo que la copihuera florezca en toda su magnificencia.
Y para aquellos que deseen poseer un pedazo auténtico de esta tradición, en Cordillerana ofrecemos chaiwes originales, elaborados con auténtica enredadera de copihue proveniente de plantaciones sostenibles, una verdadera joya que representa la esencia de esta milenaria práctica artesanal. Mira el producto aquí.
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Nos sentimos honrados de haber compartido y celebrado un año más la riqueza de la artesanía tradicional chilena y de haber llevado a tu casa objetos tan especiales como los detallados ponchos mapuches o las coloridas mariposas de crin.
Este año creció nuestro equipo de trabajo, integramos a nuevos artesanos y se expandieron nuestras fronteras. Desde Paraguay viajaron osos hormigueros y tortugas de palo santo con carteras, manteles y mantas para contagiarnos de colores y nuevos saberes.
También le abrimos un espacio a los más regalones de la casa: ¡los perritos!. Y creamos una colección especial para ellos, que esperamos que siga creciendo.
Queremos seguir expandiendo el amor por los oficios tradicionales y ser un soporte para que estos no mueran. Durante este año hemos trabajado en estrecha colaboración con artesanos locales para promover prácticas respetuosas con el medio ambiente, utilizando materiales sostenibles, y vamos por más. Queremos apoyar a más mujeres y sus comunidades para que se integren a una red de economía circular y encuentren en nuestras vitrinas, una oportunidad para mostrar sus creaciones y destacar sus habilidades excepcionales.
Tal como en el Qhapaq Raymi (celebración del solsticio de verano), este es un periodo de agradecimiento, es por eso que queremos agradecer la lealtad y el apoyo continuo de nuestros clientes, los que nos han permitido seguir creciendo y expandiéndonos. Ver caras familiares y recibir comentarios positivos sobre nuestra selección de productos ha sido un recordatorio constante de la importancia de nuestro trabajo.
Agradecemos a cada persona que ha formado parte de nuestra historia este año y esperamos con emoción continuar este viaje juntos en el próximo capítulo de Cordillerana, que viene lleno de novedades.
Te invitamos a que sigas nuestras redes sociales porque habrán grandes cambios en Fundación debuenafe, nuevos proyectos sociales y muchas cositas que no te querrás perder.
¡Feliz cierre de año y que venga un año nuevo lleno de prosperidad y tradición!
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¿Cansado de que todo se centre en las compras? ¡Entonces haz un alto!
De nosotros depende que estas fechas sean mucho más que una fiesta del consumo, compras y estrés. Es posible (y necesario) salir de la rueda en la que venimos corriendo por tantos años, detenerse y reconectar con lo verdaderamente importante.
Aprovechemos de juntarnos, disfrutar con esas personas que no vemos hace tiempo porque están lejos y también con aquellas que vemos todos los días pero que no le dedicamos el tiempo y la atención suficiente. Las fiestas de fin de año son más que una oportunidad para intercambiar regalos; es una ocasión para reconectar con la esencia de la celebración y compartir momentos valiosos con la familia y amigos.
Abramos las puertas de nuestra casa, dejemos los celulares de lado y compartamos una rica reunión o picoteo, el formato es lo de menos. Imagina una mesa decorada con cariño, donde cada plato, cuenco y fuente es una obra por sí sola, elaborada a mano por hábiles artesanos locales.
En Cordillerana, celebramos la autenticidad y la artesanía tradicional chilena, y queremos que tu casa y mesa reflejen esa misma calidez y singularidad. Aquí te dejamos algunas ideas de inspiración para armar tu mesa y decorar para Navidad, incorporando estos tesoros artesanales a tu celebración.
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Una de las facetas más deslumbrantes de la artesanía paraguaya se manifiesta en el mundo de los tejidos y bordados.
El bordado Ao Po'i, palabra en guaraní que significa "tela fina o prenda delicada", surgió en el siglo XIX en Yataity del Guairá, región central de Paraguay. Cuando se cerraron las fronteras desde 1813 hasta 1840, no se podían importar productos, por lo que las mujeres se vieron en la necesidad de crear sus propias telas. Para eso, empezaron a hilar algodón y a tejer distintas prendas de uso personal. Con el tiempo el tejido fue transformándose, incluyendo diferentes bordados, deshilados, encajes, festones y punto cruz. A día de hoy es uno de los productos artesanales paraguayos más apreciados.
El encaje Ju, es otro estilo de tejido en algodón y es un auténtico tesoro de la artesanía paraguaya. Es un encaje que se realiza con agujas o con lanzadera y se puede hacer en telares verticales como apoyo. Se pueden hacer acabados de prendas, hamacas (como la Hamaca Amambay), colchas, cortinas, mantelería y mucho más.
También podrás encontrar carteras de cuero hechas con la técnica del repujado, que consiste en obtener una figura ornamental en relieve utilizando cinceles. Este trabajo es herencia de los misioneros franciscanos en el siglo XVI y es un proceso totalmente hecho a mano, desde el curtido del cuero hasta las costuras. Se pueden dejar en su color natural, teñir o pintar.
La filigrana es una de las técnicas de orfebrería más utilizadas en la ciudad de Luque, conocida como “la capital universal de la filigrana”, donde se elaboran joyas a partir de finísimos hilos de oro y plata, formando un dibujo similar a un encaje, donde una sola pieza puede llevar semanas o meses en su elaboración.
Revisa toda la colección de Paraguay y disfruta de lo que este hermoso país tiene para ofrecer.
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1. Araucaria (Araucaria araucana)
La Araucaria, también conocida como pewén o pino araucano, es un árbol perenne emblemático de Chile. Puede llegar a medir 50 m de altura, tiene hojas en forma de aguja y sus frutos, llamados piñones, son utilizados como una fuente de alimento tradicional y una materia prima esencial para la fabricación de joyas y objetos decorativos. La araucaria es una especie de lento desarrollo y larga vida, alcanzando más de mil años. La especie está protegida en grandes áreas de conservación tanto en Argentina como en Chile, donde también fue declarada monumento natural y está prohibido talarlos.
2.Coigüe (Nothofagus dombeyi)
El Coihue es un árbol de hoja perenne y corteza castaña-gris oscura, que se encuentra en la zona sur de Chile y el Sudoeste de Argentina. Su madera color amarillo claro es dura y resistente, por lo que es muy valorada en la artesanía local. Los artesanos lo utilizan para crear muebles y objetos decorativos y utilitarios tallados. Puede llegar a medir unos 35 m de altura y permanecer en pie hasta 600 años
3.Raulí (Nothofagus alpina)
El Raulí es un árbol que se encuentra principalmente en los bosques del sur de Chile (Región del Maule y Región del Biobío) y Argentina (Provincia de Neuquén). Puede medir hasta 45 m de altura y su tronco alcanza 2 m o más de diámetro. Su madera, de color rojiza y textura uniforme, es muy apreciada en la artesanía local. Los artesanos utilizan la madera de Raulí para la fabricación de muebles, instrumentos musicales y objetos decorativos. Conocida también por su durabilidad, es perfecta para piezas de alto valor artesanal y para todo tipo de construcciones, especialmente para rucas o cabañas.
4.Laurel (Laurelia sempervirens)
El Laurel chileno, también conocido como tihue o trihue, es un árbol perenne nativo de gran tamaño que crece en los bosques húmedos de Chile. Se encuentra desde la región de O’Higgins a la región de Los Lagos. Su madera, de color amarillo pálido y grano fino, es apreciada en la artesanía, especialmente en la fabricación de instrumentos musicales como guitarras y flautas por su resonancia y cualidades sonoras, lo que la convierte en una elección preferida para músicos y luthiers. Para los huilliches, el laurel es una "planta sagrada" y la emplean para hacer los arcos del lepún, durante las visitas al Abuelito Huenteao (mediador entre el pueblo Huilliche y sus divinidades) y en otras ceremonias religiosas. Las flores, hojas y corteza son utilizadas en la medicina popular y también se utiliza para teñir lana de color verde.
5.Hualle (Nothofagus glauca)
El hualle, también conocido como coyán, pellín, roble de Neuquén o roble; es un árbol que habita los bosques templados de Chile y Argentina. Alcanza un tamaño de hasta 50 metros de altura y 2 m de diámetro. Crece en suelos profundos y habitualmente a baja altitud. En ocasiones forma bosques puros, pero es más frecuente que esté asociado al laurel y al lingue. El árbol joven, llamado "hualle" en Chile, es de tonos claros y es utilizado en la confección de distintos productos, tales como: pisos, revestimientos, molduras, puertas y ventanas y objetos de cocina. Los árboles más antiguos, conocidos como "pellín", destacan por su dureza y resistencia a la humedad, por lo que son frecuentemente utilizados en la construcción de postes, vigas, muebles de alta gama y estacas. Una forma de diferenciar a ambos a primera vista es su color, siendo el hualle de un color claro amarillento mientras el pellín es de un tono rojizo.
La diversidad de la flora chilena ofrece a los artesanos una amplia gama de opciones para crear piezas únicas y auténticas que reflejan la riqueza natural del país. La artesanía chilena, con su conexión a la tierra y la cultura local, continúa prosperando gracias a la utilización sabia y responsable de estos recursos naturales. En Cordillerana compartimos el trabajo de artesanas y artesanos que trabajan el tallado de algunas de estas maderas con mucha dedicación y cuidado. Te invitamos a conocer la colección “madera”, donde podrás encontrar wankos, platos, aves colgantes y muchísimo más.
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En Cordillerana, comprendemos la importancia de proporcionar a nuestros adorables compañeros la mejor calidad de vida. Por eso, estamos emocionados de presentarte nuestra nueva colección de productos para mascotas, diseñada pensando en su comodidad, estilo y durabilidad ¡Ya era hora!
En este lanzamiento te presentamos tres productos: El collar Vélez, la correa Octay y la cama Quemchi. ¿No sabes si les sirvan a tu mascota? Aquí te dejamos algunos consejos para tener en cuenta a la hora de buscar el mejor accesorio:
¿Cómo debe ser una buena correa de perro?
La seguridad y la comodidad son factores fundamentales para elegir la correa de tu mascota. Este accesorio debe garantizar que no se suelte, por más tirones que dé en el momento del paseo, pero también tiene que estar hecha con materiales que no le dañen, aunque empuje con fuerza. En cuanto al dueño, el asa debe ser fácil de sujetar y estar diseñada de manera que se pueda manejar con facilidad. Tanto el collar Vélez como la correa Octay, están fabricados con cuero para que resista el desgaste diario y los tirones.
¿Cómo debe ser un buen collar para perro?
Los collares para perros deben tener un diseño amigable y en el que se pueda colocar la placa que lo identifica y su correa. Además el collar debe adaptarse al contorno del animal sin presionar demasiado. Es por eso que contamos con 4 tallas disponibles, cada una con varios agujeros para que puedas ajustar el collar a la medida perfecta.
¿Y qué hay de la cama?
Es importante que la cama se adapte al tamaño de tu perro o gato. Si es muy pequeña, se sentirá incómodo, mientras que si es muy grande no resultará acogedora ni le dará la seguridad necesaria para dormir con tranquilidad.
Lo ideal es que la cama mida unos centímetros más que tu perro para que disponga de espacio suficiente para tumbarse y estar cómodo, tanto de largo como de ancho.
Estamos comprometidos a ofrecer lo mejor a tus mascotas, y esto significa que nuestra colección no se detendrá aquí. Planeamos seguir ampliando nuestra gama de productos para satisfacer todas las necesidades de tus hijos de cuatro patas.
¡Descubre nuestros productos y brinda a tus amigos peludos lo que se merecen!
Y coméntanos ¿Qué otros accesorios te gustaría ver?
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En esta tarjeta, encontrarás un código QR que te dirige a información sobre los materiales utilizados en la creación de las artesanías y cómo cuidarlas adecuadamente para que te acompañen durante toda la vida. Simplemente escanea el código con tu teléfono y te conducirá a la sección “Nuestros materiales” de la web. En ella podrás aprender sobre las fibras vegetales en nuestro país, cómo lavar una bufanda de lana de alpaca, cómo curar un mortero de piedra y mucho más. Además, en cada sección habrá un enlace que te llevará a una colección con todos los productos hechos de ese material.
¡Disfrutemos de la belleza que perdura!
]]>La Pilwa (bolsa en mapudungun) es una bolsa tradicional que se ha utilizado desde hace décadas por las comunidades mapuche lafkenche aledañas al lago Budi en la región de la Araucanía. Está hecha de Chupón o Quiscal (Greigia sphacelata), planta endémica de Chile que crece desde la Región del Biobío hasta la Región de Los Lagos.
Esta bolsa cuyo sistema de malla y materialidad evitan que el contenido transpire, se utilizaba tradicionalmente para cargar los mariscos recolectados o transportar la cosecha de papas, pero a día de hoy puede ser una acompañante ideal para tus compras en la feria, en un paseo a la playa o en un picnic en la ciudad.
Yepo, llepu o balai, son los nombres que recibe este tradicional cesto mapuche utilizado originalmente para limpiar los granos, lavar el mote o vaciar la harina. Se puede tejer con distintos materiales, como la Ñocha (Eryngium paniculatum), una planta espinosa endémica del sur de Chile de la cual se obtiene una fibra vegetal muy resistente. O también se puede hacer con Manila (Phormium Tenax), del archipiélago de Chiloé. En nuestras casas, el Yepo funciona perfecto como frutero, centro de mesa, bandeja ¡o para lo que tú quieras!
El wanco, wanku o huanco, es el piso mapuche tradicional. Se han utilizado a diario por generaciones en la ruca para todas las actividades domésticas como cocinar, tejer o escuchar historias del pasado. Son tan cómodos y entregan tanta calidez a los espacios, que hoy su uso está expandido a nuestras rucas modernas. Ya sea en el living, baño, dormitorio o la pieza de los niños, el wanco se adapta a todo.
Los chaiwes o chaihues son un canasto típico en la cultura mapuche usado como accesorio para la cocina, para cernir los granos, o para recolectar frutas. Su estructura y trama son tejidos completamente a mano con la fibra vegetal proveniente de las guías del Copihue (Lapageria rosea), enredadera endémica de Chile que crece en los bosques templados del centro y sur. Estas cestas son utilitarias y decorativas, puedes poner revistas, juguetes, verduras o maceteros.
Los canastos paperos se usaban para la cosecha, el acarreo y el guardado de las papas. Y se siguen usando para eso, pero también para muchas cosas más. Este canasto típico de la cultura chilota, está tejido en fibra de Manila (Phormium Tenax) y puede ser un gran aliado en las casas modernas para mantener el orden de ciertos objetos o dejar las frutas frescas recién llegadas de la feria.
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El cultivo de la ñocha
En la Provincia de Arauco la cestería tradicional mapuche se ha mantenido vigente a lo largo del tiempo, donde se emplea principalmente ñocha (Bromelia sphacelata) en la creación de piezas. Tal como señala Ana, esta especie nativa antiguamente se cosechaba en las montañas, pero con las plantaciones de eucaliptos fue desapareciendo. Actualmente, la artesana, como muchas otras familias de la zona, cultiva esta planta en su campo: “Nosotros nos hicimos un invernadero, pero en vez de nylon es de malla negra. Tiene como 9 metros de largo por 3 ½ de ancho”, explica. Luego de cinco años, Ana pudo cosechar las primeras hojas: “La planta tiene un crecimiento lento. Ella necesita harta agua y sombra. Donde yo vivo, no hay tanta agua ni tanta sombra, entonces es más complicado”, señala. Pese a las dificultades, hoy la artesana cuenta con suficiente material para sus trabajos.
Entusiasmada, Ana detalla los principales pasos en la cosecha y preparación de las fibras vegetales:
Se sacan las hojitas que están más adentro, las más suaves, porque las de afuera están muy tiesas y no sirven porque se parten. De ahí se pone un fondo a hervir con agua y ceniza. Las hojas se van pasando por el agua y la ceniza. Luego se dejan al sol hasta que se blanqueen. La hoja cuando uno la saca es verde y cuando está buena queda blanquita. Para que la ñocha se seque y quede blanquita son unas tres semanas, si es que hay sol… Después se guarda como una humita en una bolsita para que no se reseque. De ahí se va trabajando.
La ñocha tiene espinas por ambos lados, por lo que es fundamental retirar todas las espinas con especial cuidado. Otro paso importante es la obtención las hebras de ñocha. Con este fin, la artesana adapta agujas para coser sacos con las que parte las hojas.
Tejiendo en espiral
Ana aprendió la tradicional técnica de aduja o espiral, una de las más simples y antiguas, que requiere de dos tipos de fibras vegetales: uno más consistente, empleado “para formar el esqueleto o interior y las hebras vegetales para recubrir y amarrar, cuya cualidad esencial debe ser la flexibilidad”. La artesana emplea la ñocha por fuera y como relleno la amófila, una planta que recolecta en la orilla del mar, cuyo secado requiere de especial atención: “Esa demora más que la ñocha en secar porque son como varillitas y es más gruesa. Si se trabaja húmeda le salen hongos al trabajo”, destaca.
En la técnica de aduja, los manojos de amófila se recubren con las hebras de ñocha, las que se tejen en espiral a su alrededor, al tiempo que le dan la forma a la pieza. Ana trabaja además con un tronco y un martillo: “El tronco se usa para dar la forma. Hay que ir machacando la pieza con el martillo”, explica la artesana. El tejido es un proceso que requiere de tiempo y paciencia, como destaca Ana: “Hay que esperar que esté todo sequito y todo vaya quedando parejito”.
Los secretos de una pieza bien hecha y duradera
Para Ana, la correcta preparación de las fibras es clave para una pieza bien hecha y duradera. Antes de comenzar a tejer, la ñocha se debe humedecer, para lo cual se manguerea o se deja la noche anterior afuera, en el rocío. Al día siguiente, la fibra se limpia y recién entonces adquiere una textura suave, necesaria para comenzar a trabajar. Al respecto, la artesana señala: “Un trabajo bien hecho queda blanquito. Cuando la ñocha no se seca bien queda amarilla. La ñocha como es verde-verde y deja tonos blanquitos con tonos verdes. Al mirar los trabajos de lejos se ven como varias tonalidades, así debería quedar”. Ana presta especial atención a las terminaciones, para lo cual emplea una tijera con punta fina.
La artesana considera que muy importante explicar a sus clientes cómo cuidar sus piezas, lo cual está muy ligado a las características que tienen ambas fibras:
La pieza se puede limpiar con un paño húmedo y luego se pone al sol o donde esté temperado. Si la lava, la mata, porque el relleno absorbe el agua. El trabajo no puede estar en un lugar húmedo, como la cocina, por ejemplo, donde hay vapor. Cuando se humedece se empieza ennegrecer y le salen hongos. Por eso, estos trabajos hay que ponerlos en lugares sin humedad. Es bueno poner las piezas al sol de vez en cuando, no siempre si, si no se pone amarilla. Cambia el color.
Nuevas formas y colores
A lo largo de los años, Ana ha perfeccionado la técnica y explorado nuevas formas y colores. Entre sus piezas más tradicionales destacan los llepu, un tejido circular y compacto, empleado durante siglos por las comunidades mapuche para aventar los granos. Como destaca la artesana, sus creaciones “son más de decoración, porque en el campo se usan para limpiar papas y otras cosas y son más gruesos”. La artesana confecciona muchas otras piezas, como fruteros, individuales, maceteros, papeleros, pantallas de lámparas y confecciones a pedido. “Si alguien me pide una forma especial, lo hago. Por ejemplo, si me hace un dibujo de una panera especial que quiere y me pone las medidas, yo lo hago”, relata Ana orgullosa. Entre las innovaciones destacan las paneras con bordes de vivos colores, para lo cual la artesana tiñe la ñocha con una anilina especial para vegetales.
Un oficio que requiere paciencia y cariño
Ana es la única de la familia que se ha dedicado a la cestería. Entre risas, recuerda que algunos de sus familiares intentaron aprender: “Te ayudo -me dicen-, pero nooooo… ¡Me dejan la embarrada! Es que hay que tener la paciencia y también tiene que gustar el trabajo. Porque si a uno no le gusta, no resulta”, destaca y agrega: “Mis tres hijos me ayudan a recoger el material, pero sentarse a trabajar, ninguno… ¡No quieren nada con la ñocha!”, afirma la entre risas.
Gracias a su oficio, Ana cuenta con una importante fuente de ingresos: “Tengo tres hijos, dos estudiando en la universidad. La artesanía me genera lucas para apoyarlos. Hay gente que trabaja por las lucas, pero a mí me gusta, me entretiene y se pasa rápido el tiempo, especialmente en el invierno”. La artesana trabaja durante todo el año: “Preparamos el material en el verano y trabajamos en el invierno”, aclara. Ana aprovecha los ratos libres para tejer. Los días de lluvia son ideales para avanzar, ya que puede concentrarse en el trabajo.
Respecto a la venta de piezas, la artesana señala con algo de preocupación:
En el invierno no se vende nada, porque no anda nadie ¡Están todos encerrados! Es el problema de las artesanas: no pueden vender en el invierno, salvo que se tenga algún pedido. Hay locales donde se vende artesanía, pero son poquitos, no le pueden comprar a todas las artesanas y tampoco venden en el invierno.
Actualmente Cordillerana es el principal comprador de las creaciones de Ana. Gracias a estos pedidos, la artesana puede trabajar con la tranquilidad de contar con ingresos estables y la satisfacción que las piezas que teje con tanta dedicación y cariño adornarán a más de un hogar.
Artículo por: Christine Gleisner
Noelia Carrasco y Valentina Cisterna, Cestería mapuche: usos y prácticas culturales, Bajo la Lupa, Subdirección de Investigación, Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, 2019. Disponible en: https://www.museomapuchecanete.gob.cl/sites/www.museomapuchecanete.gob.cl/files/2021-09/Cesteri%CC%81a%20mapuche-%20usos%20y%20pra%CC%81cticas%20culturales.pdf [fecha de consulta: agosto de 2023].
Loreto Rebolledo, Huentelolén cestería mapuche. Ediciones Cedem, Santiago. Disponible en: https://biblioteca.org.ar/libros/210331.pdf [fecha de consulta: agosto de 2023].
La amófila o barrón (Ammophila arenaria), es una gramínea herbácea que fue introducida a Chile a mediados de la década de 1950. Fue utilizada con éxito en la década siguiente en el primer programa de control de dunas desarrollado en Arauco. Santiago Barros y Juan Orlando Gutiérrez, Control y Forestación de dunas costeras en Chile, 2011. Disponible en: https://revista.infor.cl/index.php/infor/article/download/358/360/400 [fecha de consulta: agosto de 2023].
Sus inicios en el tallado
Aprendió sobre el tallado mirando a su padre, que se dedicaba a hacer estribos para los caballos. Su trabajo le llamaba mucho la atención, sin embargo, él no le quería enseñar porque decía que era muy pequeña, ya que en ese entonces apenas tenía 14 años. Un día, su padre se fue a trabajar a Argentina y fue cuando Gloria tomó sus herramientas y comenzó a crear y experimentar. Cómo partió de forma autodidacta, algunas veces se le partía la madera o lo que quería hacer no quedaba tan bien, pero a ensayo y error fue aprendiendo. Ese mismo año, su hermana tuvo un daño neurológico cuyo tratamiento era muy costoso, por lo que no pudo seguir estudiando. Para llenar los espacios de tiempo entre los cuidados de su hermana, siguió tallando. Primero como un hobby y luego se transformó en su sustento.
Artesanía Chilota
La señora Gloria hace distintos tipos de trabajos de tallado en madera, como figuras religiosas, paisajes chilotes y logotipos de instituciones. Pero últimamente lo que más le han encargado son réplicas de las iglesias de Chiloé.
Para hacer una iglesia, Gloria recolecta madera de ciruelillo y luego corta la pieza a partir de un molde. El proceso sigue con el cepillado y dibujo de la iglesia para empezar a tallar con el formón y cuchillo. Hacer una iglesia se puede demorar entre 7 a 10 días, trabajando un promedio de 8 horas diarias, dependiendo del tamaño de la figura.
Algunos de los retos más grandes que ha tenido en su trabajo, han sido las esculturas de manos, un cristo crucificado y un tablero de ajedrez donde cada pieza era un personaje mitológico de Chiloé.
Rompiendo estereotipos
Y es que para este trabajo hay que tener mucha vocación, a quien lo intente debe gustarle de verdad. Gloria cree que sería muy positivo que nuevas personas aprendan a tallar y se dediquen a ello, para que no se pierda esta tradición tan hermosa. En su familia, su hermano se ha interesado en el oficio, pero descubrió que le gusta más la carpintería que el tallado fino.
En Detif nadie le ha mostrado interés en aprender sobre tallado, pero en otra localidad se hizo una vez un taller que resultó muy bien y donde participaron varias mujeres. Instancias como esa son muy positivas, ya que históricamente no es un rubro muy femenino, pero que puede serlo perfectamente.
Gloria ha recibido muchos comentarios machistas a lo largo de su carrera, ha sido mirada en menos por turistas, ferreteros, etc. No han creído que ella es la artesana responsable de sus preciosas esculturas solo porque para algunos es inconcebible que una mujer trabaje con herramientas y sepa de madera.
“Cuando iba al aserradero no me creían que la madera la necesitaba yo, y me decían que una madera me servía cuando claramente tenía muchos nudos o estaba torcida”.
Momentos de orgullo
Gloria ha participado en los FOSIS y Capital Semilla de los años 2016, 2017 y 2018, en el primer año se dio a conocer su trabajo a nivel provincial y el 2017 fue elegida para representar a la mujer emprendedora de la región de Los Lagos en la Feria Nacional de Antofagasta. Actualmente puedes revisar sus productos en nuestra tienda online y maravillarte con los detalles de La Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Dalcahue.
Sus hojas se caracterizan por tener una línea de espinas en los costados y han sido utilizadas durante siglos por las comunidades locales para crear tejidos únicos y auténticos.
Esta planta posee unas hojas muy resistentes, sin embargo, cada vez cuesta más encontrarla y muchos artesanos han optado por cultivarla en sus propios patios.
Trabajar este material no es algo sencillo y conlleva varios pasos antes de poder trenzar. Primero hay que recolectar las hojas de ñocha y llevarlas en atados al taller que suele ser en las mismas casas de los artesanos y artesanas. Según la tradición, la cosecha se hace durante las noches de luna menguante, porque sino las hojas se rompen con facilidad. Una vez en la casa, se hierven con ceniza durante 6 segundos para que las hojas blanqueen y se sequen más rápido. Luego se dejan secar al sol durante 3 a 4 días y se recogen durante la noche, cuando cae el sereno. Una vez secas, se pueden cortar las espinas de los bordes y hacer tiras más delgadas que se enrollan y se guardan para luego ser usadas.
Con todo listo se puede empezar a realizar la cestería tanto decorativa como utilitaria, como pantallas de lámpara, canastos, individuales, yepos, paneras y fruteras.
En Cordillerana, nos comprometemos a preservar las tradiciones y el arte cestero de Chile, y la fibra ñocha es parte fundamental de esta misión. Trabajamos de la mano con artesanos que han dominado las técnicas ancestrales de tejido con fibra ñocha, asegurando la autenticidad y calidad de cada pieza. Queremos mostrar este bello y arduo trabajo al mundo porque sabemos que cada pieza cuenta una historia de tradición, sostenibilidad y conexión con la naturaleza. ¡Explora nuestra colección y descubre la variedad de productos que se pueden crear con este material!
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En la actualidad, esa tradición se conserva en la Región de la Araucanía, donde orfebres plateros y plateras han multiplicado las formas, diseños y usos de las piezas ancestrales.
La plata pura es llamada Plata 1000, en referencia a que contiene un 100% de este metal. Sin embargo, la plata pura no sirve para fabricar cadenas, aros o anillos, ya que es muy blanda. Es por eso que se debe mezclar con un porcentaje muy bajo de otros metales para otorgar más dureza al material y que se pueda modelar de mejor manera.
Dos de las aleaciones de plata más comunes son la plata 925 y la plata 950, pero, ¿Esto qué significa? A continuación te explicaremos las diferencias entre ambas y te daremos consejos útiles sobre cómo cuidar y limpiar tus joyas de plata.
La diferencia principal entre la plata 925 y la plata 950 radica en su composición. La plata 925, también conocida como plata esterlina, contiene un 92.5% de plata pura y un 7.5% de otros metales, generalmente cobre. Esta aleación ofrece una mayor resistencia y durabilidad. Por otro lado, la plata 950 es un material más puro, ya que consta de un 95% de plata y un 5% de otros metales. La plata 950 tiende a ser un poco más suave y puede ser más propensa a abolladuras, pero también tiene un brillo distintivo.
Para mantener la belleza y el brillo de la plata 925 y 950, es importante seguir algunos consejos de cuidado:
-Almacenamiento adecuado: Guarda tus piezas de plata en un lugar fresco y seco, preferiblemente en una bolsa o caja de joyería para evitar la oxidación y los arañazos.
-Evita el contacto con productos químicos: Protege tu plata evitando el contacto con productos químicos agresivos, como perfumes, lociones, cloro y productos de limpieza. Estos pueden causar decoloración y daños en el metal.
-Quítate las joyas antes de actividades físicas: Es recomendable quitarse las joyas de plata antes de actividades como deportes, tareas domésticas o el contacto con agua para prevenir daños o pérdida.
Limpieza de la plata
A medida que la plata se expone al aire y otros elementos, puede perder su brillo original. Aquí hay algunos métodos para limpiarla adecuadamente:
-Limpiar con un paño suave: Utiliza un paño de limpieza suave y no abrasivo para frotar suavemente la superficie de la plata. Esto ayudará a eliminar la suciedad y a restaurar su brillo natural.
-Remojo en agua tibia y jabón suave: Si la plata está muy sucia, puedes sumergirla en agua tibia con un poco de jabón suave durante unos minutos. Luego, frota suavemente con un cepillo de dientes de cerdas suaves y enjuaga con agua limpia. Asegúrate de secarla completamente antes de guardarla.
-Utilizar productos de limpieza específicos: Existen productos de limpieza especialmente diseñados para plata en el mercado. Sigue las instrucciones del fabricante para usarlos correctamente y restaurar el brillo de tus piezas de plata.
Tanto la plata 925 como la plata 950 son opciones populares y hermosas. Puedes revisar la categoría de orfebrería y maravillarte con el trabajo en plata de los artesanos del sur de nuestro país.
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La confección de una chupalla tiene muchas etapas. La siembra se hace a principios de mayo, cuando caen las primeras lluvias y se cosecha a mano en diciembre.
Una vez que se separa la caña de la espiga se realiza el “despitonado”, que consiste en separar la parte útil de la caña de aquella que tiene nudos. Luego las señoras separan por calibre todas las cañas, ya que si no se hace, no quedan trenzas parejas.
Existen fibras extra finas, finas, semi finas, gruesas y una aún más gruesa, con la que se hacen las chupallas para los niños que tienen actividades en el colegio, ya que es la de menor costo.
“Para hacer una chupalla extrafina se necesitan aproximadamente 180 metros de trenza, esta se remoja para que quede más blandita y se empieza a trenzar. Luego la trenza se pasa por un rodillo para que quede más plana y se lleva a la máquina para darle forma a la chupalla. Después hay que engomarla, plancharla y aplicar una laca natural, se vuelve a planchar y se le añade el tafilete y la cinta decorativa que va por fuera”.
El futuro de este oficio es incierto, cuando Ismael partió eran unos 150 artesanos, de los que quedan al menos 50, además, los jóvenes no demuestran mucho interés en aprender a trabajar la paja. Sin embargo, la diversidad de productos que se realizan actualmente con la técnica ha crecido y es posible encontrar individuales, carteras, monederos, capelinas, huerteras, entre otros. Artículos que usamos día a día y que permitirán a artesanos como Ismael trabajar por muchos años más.
Encuentra productos creados por Ismael aquí.
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Esta técnica artesanal es tradicional de los valles centrales de Chile y data desde hace más de 200 años, siendo su principal capital el pueblo de Rari, perteneciente a la comuna de Colbún, región del Maule.
María Inés Baeza es una experimentada artesana de Panimávida, que nos contó los secretos de cómo es el proceso del trabajo en este noble y delicado material.
“Lo que nosotros usamos son nuestras manos, una tijera y una aguja, nada más”.
La materia prima es el crin de caballo blanco (si, como el de la canción) ya que este sirve para teñirlo con variados y vibrantes colores a diferencia del pelo negro o café que solo se puede usar con su color natural.
El primer paso para crear una obra en crin es lavar y desinfectar las fibras, para posteriormente dejarlas remojando unas horas en suavizante para que sean más fáciles de peinar. En el peinado se selecciona la crin, descartando las fibras demasiado cortas o enredadas.
Para poder teñir el crin se hace un proceso similar al teñido de otras fibras naturales; es necesario hacer una salmuera y cuando el agua ya está caliente se le aplican unas gotitas de limón para darle brillo al pelo. Este proceso es muy delicado, siempre está el riesgo de que el material se corte, por lo que es elemental mojar el crin con agua fría antes de echarlo al agua caliente. Luego se introduce el crin a la salmuera dejando que hierva por 5 minutos.
“Más de 5 minutos no puede ser porque también se puede cortar, hay que tener mucho cuidado para teñir y estar con reloj en mano” nos cuenta María Inés.
Pasado ese tiempo se integra la anilina, cuya cantidad necesaria es manejada por cada artesano con gran maestría. Una vez que las fibras adquieren el color deseado, se puede sacar el material del agua, dejar enfriar, enjuagar y secar al aire libre.
Ahora te preguntarás ¿cómo hacen para construir tan bellos objetos tridimensionales?
Para hacer eso se necesita construir primero la armazón de la figura con una fibra vegetal llamada “ixtle” o “tampico”, que se importa desde México. Un detalle importante es que el urdido se hace con un número impar de filamentos de tampico para intercalar y afirmar cada corrida.
El siguiente paso es el tejido. Entrelazando el crin a través de la armazón se da forma a la figura, para luego sumir, que consiste en hacer una costura final para asegurar las hebras de crin y evitar que se desarme. En algunos casos, es necesario hacer un último paso que consiste en envolver un conjunto de tampico con fibra de crin para hacer ciertos detalles.
Como puedes ver, la construcción de cada pieza requiere de mucho tiempo, dedicación y creatividad. María Inés lleva tejiendo más de 60 años y es tanto su amor que le encantaría tener más tiempo para seguir haciendo lo que le gusta.
Las figuras que es posible encontrar son principalmente de carácter ornamental y accesorios femeninos, tales como: aros, collares, rosarios, ramilletes de coloridas flores, separadores de libros, prendedores y mucho más.
En Cordillerana contamos con una linda y amplia colección de productos tejidos con crin, incluidos los trabajos de María Inés
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Estamos muy felices de contarles que hace un tiempo nos ganamos un Fondo de Cultura para poder editar un pequeño libro sobre diez artesanas de la región de la Araucanía que trabajan con Cordillerana. Con una gran investigación a cargo de Christine Gleisner y maravillosas fotos de Edgar Dassi Junior, tendremos el orgullo de compartir con ustedes en nuestra web, mes a mes, una a una, las maravillosas historias de vida y amor a un oficio. Por el momento les adelantamos la introducción a cargo de Christine y La editorial dell equipo Cordillerana.
Además en esta colección especial de nuestra web pueden comprar todas las maravillas que estas artesanas realizan con sus hábiles mano y dedicada ciencia.
El presente texto es resultado de un proyecto Fondart, postulado el año 2020, junto a Cordillerana, proyecto social de la ONG debuenafe. La iniciativa tiene como objetivo la documentación, puesta en valor y difusión de la artesanía tradicional elaborada por diez artesanas de localidades rurales de la Región de la Araucanía.
En la zona sur de nuestro país, mujeres, muchas de ellas pertenecientes al pueblo mapuche, han ocupado un rol central en el traspaso de los oficios tradicionales y los antiguos saberes a través de las generaciones, entre los cuales se encuentra un profundo conocimiento de la naturaleza y el respeto por el entorno. A través de sus testimonios, sus oficios y sus localidades queremos dar a conocer su sabiduría, su aporte a nuestro patrimonio cultural y una visión de mundo que, esperamos, pueda inspirar a muchas personas.
El proyecto tuvo como método principal una serie de entrevistas, las que se realizaron entre 2021 y 2022, una investigación histórica y una visita a terreno, en la que se llevó a cabo un registro fotográfico de las protagonistas, sus talleres, sus obras y sus localidades.
Los artículos están ordenados según oficios: desde la colorida textilería en lana de oveja, la sorprendente cestería en fibras vegetales, el lento tallado en madera, a la fina orfebrería en plata y el novedoso trabajo en fieltro. Cada capítulo presenta a una artesana diferente y está escrito de forma independiente de los demás relatos, de manera que pueden ser leídos en el orden que se desee.
Las próximas páginas son un reconocimiento al valioso trabajo de las artesanas de nuestro país y esperamos que sean un estímulo para ellas y muchas otras que contribuyen con su esfuerzo y dedicación a preservar nuestro patrimonio cultural.
Finalmente, quisiéramos invitar a cada persona que lea estas páginas a valorar y apreciar cada pieza artesanal, portadora de una larga historia, manifestación de una cultura viva y del amor de su creadora hacia su oficio.
Christine Gleisner Vergara
Julio de 2022
Es un espacio reducido, pero lo queremos aprovechar para al menos esbozar tres principios que nos guían como organización. El primero, es la idea de que la artesanía es y siempre ha sido anónima, sin ser por eso impersonal y sin historia. Para los griegos, lo que hoy llamamos arte y/o artesanía, era parte del techné junto con otras habilidades humanas, como montar a caballo, escribir versos o remendar zapatos. Para los romanos, por su parte, la ejecución de un gran mural de mosaicos en el templo de Neptuno y Anfitrite, era parte de los ars mechanica, al igual que herrar un caballo, cocinar un estofado o cultivar patatas en la huerta. En este campo abierto, la noción de autor era -por decir lo menos- irrelevante, y la división entre un arte superior y la artesanía, una ilusión1.
Fue tardíamente, en el renacimiento italiano, que surge la noción de artista, el culto a su personalidad y la obsesión con la autoría y la firma. Se inventa un Arte con mayúsculas, parte de las artes liberales, junto a la geometría y las matemáticas, todas disciplinas para hombres libres, intelectuales, independizados del trabajo manual. Desde ahí y hasta entrado el siglo XX, es la imagen del artista la que va en ascenso, como un individuo dotado de una visión y un talento fuera de lo común, que produce en soledad obras llenas de inspiración. Por su parte, la imagen del artesano y el hombre de oficios se degrada poco a poco, como si el hacer y ejecutar algo con destreza hubiese perdido vuelo.
Hoy, es justamente la labor del artesanado y su anonimidad la que buscamos rescatar. No hay una negación de la autoría, sino una reubicación de su importancia como parte de un proceso que es compartido y social. Para la práctica de los oficios, en la confección de una chupalla, es tan importante quien siembra el trigo como el que trenza la paja y quien da horma al sombrero. La honestidad, la sencillez y la nobleza de los oficios vienen de su origen colectivo, anclado en la tradición, en un como lo han hecho siempre los antiguos, que no es sino una forma de creación colectiva en donde cada parte, cada generación y cultor aporta al resultado final sin ser dueño de este. El objeto artesanal lleva siempre impresas las manos de quienes lo hicieron, huella que no es firma, ni un nombre, sino un rastro que recuerda la fraternidad de todas las mujeres y hombres que hacen, de todos los tiempos y lugares.
La segunda idea que queremos alumbrar, es que la artesanía es y siempre ha sido utilitaria. Como escribía Octavio Paz2, la belleza de una vasija de barro está unida no sólo a su forma bella sino también al liquido que contiene y a la sed que apaga. Y utilitaria, sí, pero no por eso exenta del placer del ornamento y su contemplación. Utilitaria, no funcionalista, pues la artesanía se complace también y al mismo tiempo en el ornamento, en la insistencia del adorno y la contemplación estética. La artesanía es así generosa, porque es útil y hermosa a la vez.
Si una pieza no es utilitaria, es una pieza de museo y los museos son para las cosas muertas. Y entre esa muerte de las vitrinas y la caducidad veloz que llevan impresos de antemano los objetos que hoy fabrican máquinas, encontramos a la artesanía. Esta lleva en las huellas de quienes la hicieron, el pulso del tiempo más humano. Porque la artesanía envejece como y con nosotros; se gasta lentamente con el transcurso de los años, y un día también muere, para ser reemplazada por otro objeto parecido, pero nunca igual, para el mismo fin, pero nunca de la misma manera.
Es por eso que preferimos a la artesanía viva en el día a día de todos, porque un oficio tradicional que no se abre un espacio en nuestras casas y en nuestras vidas, es un oficio destinado a morir. Es por eso que más que en los museos y los libros lindos, en Cordillerana creemos que el fortalecimiento de la artesanía está en el fortalecimiento de su comercio, justo, sostenible y sostenido para integrarla así en nuestras rutinas más domésticas.
El tercer principio que nos indica el norte, es la moderación. Desde hace más de veinte años trabajamos casi exclusivamente con mujeres, de zonas rurales, y la mayoría de ellas de pueblos originarios. Pero siempre hemos respetado el derecho a su privacidad y a ser valoradas por su trabajo, por lo que hacen sus manos de hacedoras, sin importar ni su género ni de qué lado del Itata nacieron. No abusamos del uso de su imagen como estrategia de comercialización para la satisfacción de un fetiche ancestral, originario o rural creado desde el imaginario urbano. Esas pancartas que hoy están de moda han sido principios que hemos practicado con prudencia y respeto desde 1999, inspiradas por una apreciación cultural más que una apropiación, abriéndonos como un canal de comercialización para cientos de mujeres, integrándolas a ellas y sus comunidades a una red de economía circular.
Aunque con ganas de seguir y transformar este prólogo en un diálogo más amplio, debemos cerrar para presentarles esta pequeña edición de entrevistas e historias de vida de mujeres dedicadas al culto de un oficio, con el que queremos poner en evidencia el complejo tejido de una práctica comunitaria, colectiva, social y heredada. Un libro con fotos, no de caras, sino de manos, que parecen sumarse en una coreografía secreta de alquimistas que transforman la materia. Todas nociones a contramano de los tiempos que corren, pues el arte de hoy y su comercio basado en un culto a la autoría, la imagen y la sacralidad nos parece anacrónico, y en este continente además, un mal resabio de colonialismo europeo y burgués. Por más cacharros útiles y menos obras sagradas, más talleres y menos fábricas.
Equipo Cordillerana
1 Larry Shiner, La invención del arte. Una historia cultural, Paidós, Barcelona/Buenos Aires/ México, 2010.
2 Octavio Paz, “El uso y la contemplación” en Camacol, Vol. 11, Edición 34, marzo de 1998, pp. 120-125.
¿Quieres sorprender a tu familia y amigos con regalos novedosos y variados?. No te puedes perder la Feria de Navidad de El Tranque donde emprendedores de la comuna venden productos únicos. Podrás encontrar artículos de cuero como cinturones, carteras, ropa, artículos de decoración, gastronómicos, plantas, artículos infantiles y muchísimo más.
¡Te esperamos en el Centro Cultural El Tranque!
]]>Y queremos compartir y regalar este maravilloso Moisés con piel de oveja 🐑 para madres y padres cansados de ciudad. Porque a veces queremos salir de casa, o al menos de la pieza, y queremos que la guagua 👶🏼 nos acompañe. Y esta noble cunita da cálido cobijo y protección en cualquier parte. Está tejido a mano con Ñocha (Eryngium paniculatum), una planta endémica del sur de Chile, que al dorarse al sol, se vuelve versátil y amable. Para que tu guagua descanse escuchando en sueños el ruido blanco del fluir del agua, sea del Nilo o del Toltén.
Son más de $350.000 en productos 😱 y las reglas del sorteo son claras como salar andino y sencillas como flor del campo:
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☝El plazo es desde hoy Martes 4 hasta el próximo Martes 11 de Octubre.
]]>Estamos muy felices de contarles que hace un tiempo nos ganamos un Fondo de Cultura para poder editar un pequeño libro sobre diez artesanas de la región de la Araucanía que trabajan con Cordillerana. Con una gran investigación a cargo de Christine Gleisner y maravillosas fotos de Edgar Dassi Junior, tenemos el orgullo de compartir con ustedes la publicación digital completa titulada Artesanas de la araucanía. Diez testimonios de vida y de amor a un oficio. Mírala y descárgala aquí. Y además, en esta colección especial de nuestra web pueden comprar todas las maravillas que estas artesanas realizan con sus hábiles mano y dedicada ciencia.
]]>El voqui hay que saber sacarlo, porque si uno lo hace de raíz no va a dejar que siga creciendo. Entonces para que no se termine no hay que cortarlo de raíz, hay que dejar las raíces, porque el voqui tiene muchas raíces. Después vuelven a brotar, entonces no hay que hacerle daño a la raíz […] Nosotros después volvemos el próximo año y ahí encontramos el mismo voqui. Entonces no se muere, por eso hay que saber recolectarlo.
Lucy Huincateo vive en las cercanías del Lago Budi, hogar de las comunidades lafkenche que tradicionalmente se han dedicado a la cestería de fibras vegetales. Cada pieza que Lucy teje, da cuenta de un profundo conocimiento del territorio, del bosque nativo y sus recursos que le legaron sus antepasados.
Este extracto es parte del libro que editamos gracias a Fondart, con una gran investigación a cargo de Christine Gleisner y maravillosas fotos de Edgar Dassi Junior, como un reconocimiento al valioso trabajo de las artesanas que viven en nuestras tierras australes y esperamos que sean un estímulo para ellas y muchas otras que contribuyen con su esfuerzo y dedicación a preservar nuestro patrimonio cultural.
Y además, en esta colección especial de nuestra web pueden comprar todas las maravillas que estas artesanas realizan con sus hábiles mano y dedicada ciencia.
]]>“Por eso estamos como estamos, con el calentamiento global, estamos con escasez de agua, por todo esto, por las plantaciones de pino y por los eucaliptos. Solamente se muestra lo bonito… los mapuche salen en las postales, pero cuando nosotros cuidamos el medio ambiente, cuidamos la naturaleza, no se muestra eso. Entonces todo es una cadena. No somos nosotros los que estamos destruyendo esto, porque para hacer nuestros trabajos buscamos las maderas que quedaron ahí botadas, que para ellos no fueron útiles.”
Bila Huaquifil vive a las afueras de Pucón, en Lof Quelhue. Al igual que la mayoría de los artesanos mapuche, Bila trabaja la madera muerta y que quedó de los aserraderos, despojos de la tala indiscriminada del bosque nativo de los últimos 150 años.
Este extracto es parte del libro que editamos gracias a Fondart, con una gran investigación a cargo de Christine Gleisner y maravillosas fotos de Edgar Dassi Junior, como un reconocimiento al valioso trabajo de las artesanas que viven en nuestras tierras australes y esperamos que sean un estímulo para ellas y muchas otras que contribuyen con su esfuerzo y dedicación a preservar nuestro patrimonio cultural.
Y no se olviden que en esta colección de nuestra web pueden comprar todas las maravillas que estas artesanas realizan con sus hábiles mano y dedicada ciencia.
]]>“Yo me crie en ese rubro, de nacimiento. Cuando estaba en el vientre de mi madre, mi mamá trabajaba en eso ya hace mucho tiempo. Entonces uno abre los ojos y ya ve que es lo que está haciendo la mamá, y el papá y así uno va creciendo y aprendiendo por sí solo, porque todos los días está mirando cómo trabajan los padres […] Entonces yo no tenía para qué capacitarme o participar en un curso en otro lado, porque yo en mi casa tenía a los maestros.”
Teresa Huaquil vive en Lumaco, localidad ubicada 120 km. de Temuco. Sus piezas tejidas a telar son excepcionales y destacan por el fino hilado, sus detalles, diseños y la acertada combinación de colores. Teresa ha dedicado toda vida a su oficio.
Este extracto es parte del libro que editamos gracias a Fondart, con una gran investigación a cargo de Christine Gleisner y maravillosas fotos de Edgar Dassi Junior, como un reconocimiento al valioso trabajo de las artesanas que viven en nuestras tierras australes y esperamos que sean un estímulo para ellas y muchas otras que contribuyen con su esfuerzo y dedicación a preservar nuestro patrimonio cultural.
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]]>“El ser artesana como mapuche a mí me llena, porque en mi arte yo puedo tener enfermedades, cualquier cosa y llego con mi lana, me siento en mi telar y como que todo eso se va, entonces es como una terapia. Es sano eso. Para mí la artesanía es todo… El domingo descanso un poco porque vienen mis hijas a verme. Pero amanece al otro día y tengo que estar ahí. Porque la lana me llama. Yo amo la lana en verdad.”
Aurora Huenchuñir vive en un sector rural cerca de Padre de las Casas, al sur de Temuco. Hace ya 45 años que trabaja en el tradicional telar mapuche o witral.
Este extracto es parte del libro que editamos gracias a Fondart, con una gran investigación a cargo de Christine Gleisner y maravillosas fotos de Edgar Dassi Junior, como un reconocimiento al valioso trabajo de las artesanas que viven en nuestras tierras australes y esperamos que sean un estímulo para ellas y muchas otras que contribuyen con su esfuerzo y dedicación a preservar nuestro patrimonio cultural.
Y además, en esta colección especial de nuestra web pueden comprar todas las maravillas que estas artesanas realizan con sus hábiles mano y dedicada ciencia.
]]>Para entregarles más y mejor, lijamos cuidadosamente y le dimos un acabado con aceite de mosqueta a nuestra web. Modelamos nuevamente algunas secciones, torneamos con ambas manos las página de cada producto. Tallamos con dedicación nuevos menús, horneamos imágenes, lavamos, hilamos y tejimos a mano mejores descripciones. Fuimos a cosechar al monte la materia de nuestro nuevo buscador y secamos todo junto a fuego de hojarasca aromática.
Esperamos que todo lo trabajado les facilite encontrar ese tesoro que andan buscando. Esa ruana de camélido andino para cubrirte los hombros, esa olla de tierra y agua horneada para estofados de noche de San Juan. Queremos que no demores en regalar esa fuente de madera de araucaria milenaria, ese poncho de parlamento eterno, ese juguete sin pila para niños espaciales.
Porque a través de tu compra, apoyas a cientos de mujeres en sus oficios manuales integrándolas a ellas y sus comunidades a una red de economía circular. Porque a través de tu compra, le abres un espacio en tu casas y tu vida a un oficio tradicional alejándolo así de una lenta agonía. Por un futuro con más talleres y menos fábricas ✊🏻.
]]>Hace 20 años, nos paramos frente a un grupo de 12 mujeres y un hombre en la ciudad de Iquique (que en Aymara significa lugar para dormir porque así lo llamaban las gentes de las tierras altas andinas infinitas donde el sueño sobre los 5.000 msnm es una ilusión esquiva). Preguntamos si a alguien le interesaba tejer a telar para un proyecto llamado Cordillerana. Ninguna mujer levantó la mano, sólo Eudocio. Desde ese entonces de 1999 trabaja con nosotros (sí, había vida antes de los 2000, millenials 😂). Pero en su taller ya no teje sólo él. Teje Elba, su señora, tejen sus hijas Evelyn y Leontina, teje Elvira y está aprendiendo también a tejer el bebé Gabriel.
Pero ahora quieren tejer más y más grande. Tejer frazadas de alpacas maravillosas tamaño King, Queen, Twin y todos los títulos de entremedio. Y para eso necesitan un telar nuevo. Grande, tan grande que no lo venden en esta aldea llamada Chile. Y le dijimos que se lo íbamos a conseguir aunque hubiese que cruzar el lago Titicaca nadando.
Este 2022, también nos restamos del #CyberDay y en su lugar lanzamos la campaña #loshombrestambientejen y te regalamos la posibilidad de pagar un 20%, 30% y hasta un 50% 🔥 más por tus compras para regalarle un telar al taller de Eudocio, Elba y toda su maravillosa familia de tejedoras. De todos los aportes recibidos, nosotros pondremos el mismo monto hasta lograr nuestra meta, para mantener vivos oficios maravillosos, para que nadie se quede sin tejer por falta de aparejos en este país hermoso de artesanos y poetas.
También puedes sumarte a la preventa de los chales de ensueño de una sola pieza que saldrán de ese nuevo telar, de esas manos diestras que lo saben utilizar y de esas alpacas mistralianas de lana suave y cálida que la misma bella familia cría en el altiplano andino. Los tiempos de entrega son a partir Septiembre 2022. ¡Cómpralos en este enlace! >>
Porque queremos menos #cyberday y más #comerciojusto y #sostenible, consciente con nosotros, con el otro y con el planeta. Menos días virtuales y más días análogos, desconectados. Más amigos y menos cosas que no necesitamos. Más objetos de por acá que envejecen con nosotros y menos bagatelas desechables de por allá. Menos plásticos, más materiales amables. Más espíritu, menos moda, más objetos lentos, menos días veloces. Más tierra, menos Marte, más campo, menos calle, más talleres, menos fábricas.
Súmate a celebrar lo único, a atesorar en nuestras casas y abrirles un espacio en nuestras vidas a objetos con alma. Porque la vida es imperfecta, la diferencia es buena y además nos queda linda. NO hacemos #CyberDay, hacemos #ComercioJusto todos los días. Somos Cordillerana, un proyecto de Fundación debuenafe
]]>Este fin de semana, 28 y 29 de Mayo, ven a visitarnos a nuestras tiendas físicas y celebra el Día del Patrimonio por partida doble. Tendremos toda nuestra colección Sello Patrimonio con un 10% de descuento 🔥 para compras presenciales mencionando esta publicación. Ven a tocar, oler y sentir los oficios tradicionales y sus materiales honestos.
Y por otra parte, La Iglesia de Los Dominicos (San Vicente Ferrer) es Monumento Nacional y el Pueblito de los Domínicos que ocupa lo que era parte del antiguo convento, es Zona Típica y patrimonial (a excepción del museo de cera 😒) y contará con un programa especial para este Día del Patrimonio 2022.
Te dejamos un mapa para que no te pierdas y una linda foto de archivo de frailes panzones, amables y sencillos que recibieron como herencia esta parte de la hacienda Apoquindo.
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